La vida es un viaje constante, yendo y viniendo. |
Me voy a ir muy despacio, camino a camino; cruzando, bajando o subiendo cada loma. Primero acomodaré mi bolso, porque sin él me sentiré desprovista. Después me haré un moño bien firme para que cuando el viento golpetee fuerte en mi cabello yo pueda seguir viendo. Beberé agua, no mucha, sólo lo suficiente para la sequedad de mi boca cuando el viaje se torne pesado. El sombrero debería ser indispensable -pienso- para cuando el reflejo de la baldosa intente chamuscarme. Cuando tenga todo listo, repasaré la ruta -por si fuera necesario arriesgar caminos- atravesaré la puerta y seguiré andando este viaje.