Llegó el domingo, rápido, como los tiempos de ahora.
¿Algunas veces sientes que el tiempo casi se resbala de entre tus dedos y sólo al final del día, si te quedan energías, dejas que afloren las preguntas, esas que te devuelven a la tierra, al ahora y a ti?
Las mías son como un espiral, siempre yendo y viniendo y descubro que yo también soy un espiral, en una búsqueda inagotable de cuestiones para mi fundamentales.
He llegado a la conclusión que soy a penas un espiral en este tránsito escondido.
Que respiro con el corazón.
Que si suspiro, lo hago para sentirme viva.
Yo le escapo a la monotonía y a la rapidez del tiempo. Por eso, aunque me parezca que giro en círculos, deduzco que debe ser necesario para poder finalmente disfrutar.
Éste mi segundo desafío dominguero. Cada puntito lo he disfrutado como niña pequeña.